Volvi a abrir los ojos, de mi hombro bajaba un reguero de sangre q se escurria entre los dedos. Cogi una venda y presione fuerte. Hoy no era un dia para morir pero todo comenzaba a ser raro... llevaba meses sin acordarme de mi familia... mi padre, mi madre, mis hermanos... todo era raro... la vida se habia convertidi en un funeral y yo era el verdugo.
Extraje una foto de mi vieja cartera...
-Ojala estuvieses aqui ahora...
Retire la venda y buscando entre los demas cajones encontre hilo y aguja. Comence a coser en las heridas donde antes habia extraido la metralla... no era la primera vez que lo hacia... pero el dolor siempre es el mismo.

Me sorprende gratamente haber encontrado una persona capaz de sacar esta situación adelante. Repaso las caras de los oyentes para observar la reacción de estos, parecen de acuerdo con las normas de la base, o al menos no protestan. El siguiente problema será elegir al representante civil que hable en el Mando.
- Le sigo Sargento Bécquer.
Miro al soldado Brooks y le hago un gesto de cabeza para que venga conmigo. Trato de acercarme algo a él para susurrarle.
- Si en algún momento prefiere rehusar de mi compañía y atender algo que crea que requiere más de su persona, por favor, no me sentiré ofendido con ello.
Al girarme observo que la Sargento Black también ha estado entre nosotros durante la charla. La miro, sonrío amistosamente y ofrezco la mano como saludo.
- Encantado de volver a verla Sargento Primero. ¿Cómo ha ido la caza?
Saco mi libreta y se la muestro por la última hoja donde está escrito "Carlos, soldado Z.O.R.T., 3ª Compañía".
- No crea que lo olvido.

Selene le da la mano al doctor.
-Selene: Me agrada que se acuerde Doc.
Después, Selene le susurra para que nadie más le oiga
-Selene: Creo que me va a caer una regañina por sacarle del infierno.

Río por lo bajo por la gracia de la situación que plantea Selene. Esbozo una de las primeras sonrisas de humor desde que estoy en este pueblo.
- Descuide Sargento Primero que la ayudaré en todo lo que pueda - respondo entre susurros para corresponder a Selene - Y si las cosas se tuercen mucho ya sabe, siempre le quedará el comodín de la pistola.
Trato de contagiarla de algo del humor que me ha regalado.

Nuestra pequeña comitiva cruza varios pasillos cruzándose con soldados que nos saludan y que aún descargan material.
Tras andar un poco llegamos a una puerta custodiada por 3 soldados. Al acercarnos se apartan y entramos en la habitación en la que se encontraba recluido el ruso.
-Doctor, esté hombre es nuestro prisionero, no obstante está herido en la pierna. Me gustaría que le tratase para que después podamos hablar con él. No se preocupe, no creo que le cause problemas. Mis dos compañeros C.O.E se encargarán de eso.
Al decir estos dos soldados C.O.E entran en la estancia con las manos en las fundas de la pistola mientras el otro se queda vigilando la puerta por fuera.
-Nosotros nos vamos y le dejamos que le trate.
Sin más, Selene y yo nos vamos hacía el Centro de Mando y al llegar allí le digo a Selene:
-Con todo el respeto, Sargento Black. ¿Cómo se le ocurre abandonar aquí atrapados e indefensos a una turba de civiles asustados? ¡Y encima dejándoles encerrados! ¿Que hubiese ocurrido si ninguno hubiésemos vueltos?.
Según hablaba me iba enfadando cada vez más, hasta llegar al final hablando ya a voz en grito.