Un jodido Teniente. Lo que faltaba. Acababa de saltarme varios años de instrucción y preparación por la gorra, eso sin contar el salto que había dado en la cadena de mando. Si los sargentos podían pasar a tenientes así de rápido es que quedaban muy pocos hombres en activo.
Mi nuevo rango me daba el control de la base y de la zona, lo cuál sólo acarreaba una cosa: más trabajo y responsabilidad.
Mil opciones pasaron por mi mente. Rápidamente deseche cien de ellas y acepte otro centenar.
No era la hora de dudar. Había que imponer orden. Orden y control.
Con paso decidido salí de la zona de mando y pregunte a un par de soldados dónde estaba Hartman. Cuándo me informaron fui a su sala y le encontré extrayéndose trocitos de metralla del cuerpo.
-Parece que tiene usted práctica, cabo. Necesito que tengamos un perímetro asegurado. Me han nombrado Teniente. Así que, usted es mi nuevo sargento. necesito que organice los turnos de guardia para hoy, y cuándo pueda para toda la semana, un mes o lo que sea.
Quiero dos hombres en cada una de las entradas de la fachada principal del colegio. Que se queden en el interior. No quiero que esas cosas de fuera les veán. Eso hace un total de 6 hombres en el colegio. Que lleven los MOPP, vamos a cumplir las reglas que establecí.
También quiero que tú y otros dos hombres, escogelós tú, con buena puntería se pongan de francotiradores en el tejado. Para el amanecer quiero un perímetro de 500 metros alrededor de las vallas libre de esas cosas. Para subir al tejado no hace falta que llevéis los trajes de protección química.
Lo siento sargento, pero tendrá que esperar hasta ese momento para descansar. Tiene permiso para coger lo que quiera de la armería.
También quiero que organice turnos de guardia para la base. Quiero siempre tres hombres en la armería y dos en la despensa, con otros dos en el garaje cuidando los vehículos. Ya dije que nada de robos. ¿Está todo claro?.
Ahora voy a ver que pasa con el francotirador ese ruso...
Ripper salió de la zona dando un golpecito amistoso en la espalda a su nuevo sargento.

Tras una acalorada reunión, sorprendentemente, los civiles me eligieron a mí cómo su representante. Antes de la invasión zombie yo hubiera sido para ellos una "macarra", una "sinverguenza" o cosas peores. Ahora las cosas que querían hacer, pasaban por mí.
Me acribillaron a preguntas que yo tuve que pasar a los militares, así cómo noticias de alguno de los supervivientes, entre ellas, la confirmación de un colegio lleno de niños, en el que estaba el hijo de un superviviente.
Después de preguntar y preguntar, conseguimos una lista de las cosas que se pedían. Básicamente eran:

-Ropa de abrigo de todos los tipos y tallas
-Ropa interior masculina y femenina de todas las tallas
-Pintauñas
-Libros de lectura
-Juegos de mesa
-Tampones y compresas para las mujeres
-Cosméticos
-Condones
-Champú y gel para la higiene
-Papel higiénico
-Antibióticos
-Maquina para coser o útiles de zurcir
-Más comida
-Juego de herramientas para el mecánico
-Alcohol
-Tabaco
-Café

Le entregue la lista a un soldado para que se la diese al sargento Ripper.

Sargento... sonaba bien. Hice una mueca de aprobación y vi marchar al teniente. Había escuchado con atención lo que dijo, sabía a que se refería...
Terminé de curar las heridas, me puse la camiseta y salí de la enfermería.
En la armería dos hombres custudiaban la entrada.
-Usted abra la puerta y usted vaya al centro de vehículos y demás lugares y traigame a 8 hombres inmediatamente.
-A la orden- Contestaron casi al unísono.
Entré en la armería, como me gustaba ese olor, era familiar. Comencé a visualizar el armamento y apunté el material en mi libreta.
Lo primero fue cambiarme el traje de camuflaje y vestir un mimeta normal.
Comenzaron a llegar las 'fuerzas'
-Usted coja este traje y déjelo en mi taquilla. Tienes un minuto.
-A la orden.
-Tú recoge la 240, y tú el Springfield.
Un tercer soldado apareció
-Usted coja el Barret, está al fondo.
-¿Cogemos municiones Sargento?
-No -contesté tajante.- Supongo que aquí todo el mundo lleva su armamento individual... bien.
-¿Estamos los nueve?
-Sí mi Sargento- contestó el cabo.
-Subamos al colegio.
Los nueve salimos por las puertas de seguridad y una vez en el hall...
-¿Quién ha sido tirador selecto en su unidad?
-Yo mi Sargento- Contestó un soldado burgales.
-¿Cómo te llamas?
-García.
-Bien soldado Springfield, así te llamarás y llevarás ese rifle.
-Yo también mi Sargento.- Un COE, como no.
-Sí a ti te conozco Nuñez, bueno pues desde hoy eres soldado Barret, ya sabes con que arma volarás cabezas.

Los demás, cuatro burgaleses entre ellos el cabo y dos COE.
-Bien ustedes llevarán su equipo individual de combate y protegerán por binomios las tres entradas del colegio; cabo usted los distribuirá. Por cierto aquí hay que llevar los trajes MOPP, órdenes del jefe, veo que no los han traido, pues tienen exactamente 5 minutos para bajar y traer puestos los trajes, VAMOS.
La voz les paralizó momentaneamente y salieron corriendo. Uno de los tiradores silbó por la bajó, el otro rió.
-No rías tanto.
Al cabo de 10 minutos estaban la mitad, al cuarto de hora apareció el último.
-Bravo no habría apostado por ustedes por menos de 20 minutos, si han llegado hasta aquí será porque tienen huevos, muy bien sigan sorprendiéndome. Ustedes dos nos largamos. - dije mientras recogía la 240.

Subimos al tejado, el sol nos cegó debido a la oscuridad del colegio.
-Bueno esto es sencillo. Hay tres esquinas cada uno estaremos en una esquina. Yo me quedo en la esquina que da a la avenida principal con la ametralladora. ¿Véis los sacos terreros a modo de trinchera? pues ahí. Nos comunicaremos por walkie. Barret tu irás a la esquina de allí, la calle da al final a un gran parque creo que si hay objetivos a la vista acabar con ellos será sencillo. Además vigilarás también la verja de entrada mirando hacia mi zona. Springfield.
-Si mi Sargento.
-Demonios, estás acarajotado, despierta. Tú irás a la esquina que queda solo tienes que vigilar dos calles estrechas, es tan fácil como apretar el gatillo. Bien.
¿Dónde está la munición?
-Usted dijo que no la trajeramos.
-¿Que qué? Demonios Springfield- agarré al chico por la pechera- los zombies nos tienen rodeados hay cientos no tenemos munición nuestros amigos dependen de nuestra puntería y esos cabrones quieren entrar, escuchame, estoy al otro lado del walkie no tengo munición para mi ametralladora, tu amado Sargento te está pidiendo munición ¿qué haces?
-Tra... tra.. traer la munición.
-Corre cojones tienes 5 minutos y tu también VAMOS VAMOS.
Creo que estas putaditas les mantendrán atentos y activos.
-Demonios Springfield eres un galgo, siete minutos no está mal, seis y medio Barret, cabrón presumido. ¿Lo tenéis todo?
-Sí mi Sargento aquí está la lista:
3 walkies
500 cartuchos 240
50 cartuchos Barret
60 cartuchos Springfield
3 granadas de humo
8 luces químicas

-Tenemos que ampliar todo esto... Por el momento servirá. Daos una vuelta por el tejado acomodaos en vuestras zonas y a ver que podéis contarme.

El médico civil me había encontrado por los pasillos y me había obligado a acompañarle para que me tratasen las heridas, lo que había pospuesto mi interrogatorio al ruso y mientras estaba en la camilla, viendo cómo sacaban pequeños trocitos de metal de mi cuerpo, había decidido que ya hablaría con él más tarde. Unos días en la jaula, sin saber nada, quizá le ablandasen.
Después de ordenar varias cosas más, había decidido relajarme. Había convocado una reunión para las 9 de la mañana del día siguiente, para aprobar la lista de los civiles y alguna idea más que tenía.
Antes de dormir algo me dí cuenta que necesitaba despejarme y estar sólo.
A hurtadillas me dirigí al colegio en el exterior, concretamente al polideportivo que sabía, tenía gimnasio. Estuve levantando pesas y haciendo máquinas durante dos horas, para relajarme. Ya era entrada la noche, decidí darme una ducha ne las duchas del propio polideportivo y después irme a dormir.

Vaya, parece que no hay forma de hablar con el prisionero.
- Haga lo que le parezca, pero con esa actitud dudo mucho que consiga hacer algo por nadie.
Me centro en la herida de bala de la pierna, ha tenido que perforar frontalmente la zona media del peroné.
- Intente no moverse mucho ¿Quiere?.
Me dirijo hacia los dos COE si no me equivoco.
- Encantado de conocerles, necesitaré su ayuda ¿Dónde puedo encontrar el hospital de campaña?
- Lo siento señor, lo máximo de lo que dispone este recinto es de una enfermería. Siga las indicaciones que hay en los túneles - me habren la puerta para salir.
Salgo con la ligera esperanza de encontrar al soldado Brooks, el cual supongo habrá ido a hacer algo bastante más importante que acompañarme. Necesito encontrar al cardiólogo. Sigo las indicaciones hasta la enfermería. Dios, si este va a ser el hospital no quiero ni imaginarme como será el "Laboratorio". Reviso el material que hay y marcho a buscar al cardiólogo antes de coger nada, sin otra opinión no me jugaré la pierna del prisionero. Lo encuentro discutiendo con un grupo de gente en la sala donde están todos los civiles. Me hace saber que han elegido una representante para el comité y la señala. Le digo a este que espere mientras me dirijo a ella.
- Encantado de conocerla representante, siento no poder estar más tiempo con usted ni que esta presentación sea más formal. Por favor, toda la gente con un mínimo de conocimientos científicos mándela al laboratorio, ya me encargaré de esa gente cuando termine con la urgencia que tengo entre manos - al ver a la chica algo confusa por todo lo que sucede a su alrededor escribo en un papel (en inglés) lo que la acabo de decir y se lo entrego, al no darme tiempo para estrecharla la mano la doy una palmada lo más amistosa posible en la espalda. Me dirijo hacia Sera y salimos de allí.
También me informa que hay varios soldados heridos y que habría que poner personal en la enfermería pronto.
Una vez llegamos a la puerta del prisionero, el soldado que está en la puerta no deja pasar a Sera y ostilmente me amenza con encerrarme a mi también si sigo trayendo gente sin autorización expresa del Teniente.
- ¿De qué está hablando soldado? ¿Qué Teniente?