Los granjeros o lo que sean te quitan las armas y se las llevan. Otros dos granjeros con el hombre del rifle te llevan por el pueblo.
Es un pueblo pequeños, apenas una treintena de casas. Todas las calles de salida del pueblo están bloqueadas por muros altos, protegidos por centinelas.
Sorprendentemente las calles están limpias, pero la poca gente que te cruzas tiene mirada hosca y está armada con instrumentos de labranza. Ninguno se te queda mirando mucho rato.
Tras un rato de caminata por le pueblo llegas al Ayuntamiento, un edificio algo más alto y antiguo.
Aquí ves dos hombres más armados con rifles o escopetas de caza o algo así.
Te llevan por unas escaleras, siempre protegido por los tres hombres y te meten en un despacho donde una mujer con vestido rojo habla con un hombre mayor y bien vestido.
El chico del rifle se queda contigo y le dice al anciano.
-Alcalde, hemos encontrado a este hombre en la puerta del Campo.
El supuesto Alcalde te mira y tras un largo rato te pregunta:
-¿Quién es usted y que hace aquí?.

"Creo que esta vez voy a contarles parte de la verdad"- Pienso para mis adentros, con la seguridad plena de que mi historia puede valerme un lugar en aquella aldea.

- Empezaré por el principio. Mi nombre es Feanor, llevo mucho tiempo apodándome así y no creo que mi nombre de pila importe mucho ahora. Con respecto a mi historia, no soy más que un jodido urbanita. Durante toda mi vida me he levantado de la cama a las ocho, he desayunado, he estudiado, he hecho deportes varios y me he acostado. También solía jugar a la Playstation, y tenía un montón de colegas. Durante los últimos años daba clases de kung fu en un gimnasio, ya que 15 años de práctica de este deporte me avalaban.
Cuando todo comenzó, yo estaba dando una de mis clases diarias de este deporte. El ejército entró en el gimnasio obligándonos a abandonarlo, yo pedía explicaciones, pero nadie me respondía. Rápidamente, corrí a buscar a mi familia en mi casa, pero cuando llegué, era demasiado tarde. Ya no estaban allí. Supongo que el ejército les buscaría una vivienda o algo parecido, no lo sé. Les llamé por teléfono pero la línea ya no existía. Cuando un soldado irrumpió en mi casa y me intentó sacar por la fuerza, le di un golpe en la cabeza, y aprovechando la confusión, salí corriendo, no sin antes coger las llaves de mi Land Rover. No sabe cuánto agradecí las veces que de pequeño solía salir a correr por los caminos de montaña que rodeaban mi ciudad natal. Me sirvieron para lograr salir de allí sin un solo atasco, y sin soportar controles del ejército. De repente, el motor de mi coche falló, y tuve que desplazarme andando. Tras algún que otro percance con los caminantes, llegué aquí y me intentaron matar. Tiene gracia, ¿no? Miles de kilómetros recorridos en medio del apocalipsis zombi, y por poco me mata un pueblerino con una carabina. Estupendo.

- Ahora ya conoce mi historia -.

El chico del rifle te miraba desconfiado. La mujer de rojo te mira divertida, cómo si sólo ella viese un chiste muy gracioso en ti. El Alcalde parece una jodida estatua. Te mira fijamente apenas sin parpadear y junta la yema de los dedos. Está claro que te examina con la mirada, y por su confianza parece que se le da bastante bien.
-Bien, señor "Feanor". Quizá nos pueda servir de algo. Se encuentra en estos momentos en Villamayor de San Juan y tenemos varios problemas que pueden necesitar de sus singulares talentos. Si los realiza correctamente tendrá un lugar seguro en nuestro pueblo mientras sea una persona civilizada y trabajadora. Antes de que diga nada, no tiene más opciones. Si se niega le encerraremos en un agujero oscuro o le pegaremos un tiro. No pienso poner en peligro lo que he construido aquí por un foráneo. ¿Quiere que le explique lo que queremos de usted? ¿Está de acuerdo con las condiciones?.