Selene no se inmuta al oír el disparo, sin embargo, "los recolectores de cadáveres" cómo han empezado a llamarse los hombres del equipo, levantan la cabeza.
Selene tira el cigarro, ya consumido, y hace un gesto alzando los tres dedos y juntando el pulgar con el otro dedo restante hacía el tejado, en señal de apreciación a los francotiradores.
Después les dice a los asustados cargadores:
-Selene: ¡Vamos chicos! Los francos nos cubren. Acabad de una vez, tengo ganas de salir de esta mierda de calle.
Se descuelga el rifle del hombro y se pone a vigilar las esquinas mientras sus Z.O.R.T suben otro puto cadáver al camión.
-Selene: Mierda de trabajo...

Otro lugar hecho un antro, se empezaba a convertir en algo normal un mundo nuevo y desordenado lleno de furia.
Observé al Teniente con mirada compasiva mientras realizaba la repugnante tarea
Parecia que no le afectaba esta vida, aunque lo dudaba...

Me coloque a un lado del pasillo de donde provenían los ruidos. Apoyé la espalda contra la pared y apunté al frente...

RIPPER Y HARTMAN

El avance por el pasillo se hace pesado y lento. Tenéis que comprobar cada esquina y cada lugar en sangres. La sangre es más frecuente por estos lugares y los ruidos cada vez se mezclan más con chillidos, gruñido y algo que no conseguís distinguir con nitidez.
A los pocos metros os lleváis una sorpresa. Habéis llegado a la zona de los calabozos. En las 5 cárceles del tamaño de una habitación grande se encuentran al menos una veintena de zombies. Todos arañando los barrotes y gritando con voces llenas de ansía.
La sangre literalmente, pinta las paredes y el suelo con una capa gruesa.
Todos los tipos de personas se encuentran tras los barrotes, mujeres, ancianos, algún niño y sobretodo hombres comprendidos entre los 20 y los 40 años. También hay tres policías y lo que parece un soldado.
Mientras contenplaís el espectáculo, una voz potente os grita
-¡Alto ahí! ¡Tirad las armas!.
Dos policías, sucios y harapientos os apuntan con sus armas reglamentarias desde la esquina del final del pasillo.

SELENE

Los trabajos de recolección de cadáveres continúan sin pausa. AL menos ya hay una docena de cadáveres en el camión y esperáis acabar en un rato.
De repente un aullido os hiela la sangre. No suena cómo el tipíco gemido zombie, sino más agudo, cargado de mas odio y dolor de lo que habéis oído hasta ahora...


VANESSA Y DOCTOR LANYA

Mientras, en el interior de la base Z.O.R.T, Vanessa se presenta con el único civil con conocimientos científicos ante el Doctor Lanya. Para desgracia del Doctor, el civil, una mujer de unos 30 y muchos años no es una experta viróloga, ni bacterióloga... de echo, ni siquiera es médico, sino veterinaria...

-Selene: ¿Que coño era eso?.
Los soldados dejan de cargar cadáveres y con un gesto Selene les indica que presten atención y preparen las armas.
Selene se sube al camión y con la radio pregunta a los francotiradores del tejado.
-Nido, aquí recolector. Hemos oído algo muy raro. ¿ Veis algo?.

La mañana la había pasado otra vez escuchando las quejas de los civiles y sus peticiones. La señora que tenía una hija en una escuela había vuelto a insistirme en que se lo dijese a los soldados para que fueran a rescatarla. No había podido decirle nada mas que lo iba a intentar, aunque creyese que las tripas de la puta mocosa se estuviesen secando al sol en cualquier acera.
Después había preguntado lo que pedía el Doctor y lo más remotamente parecido a alguien con conocimientos científicos había sido una veterinaria.
Se la había llevado a presentar al "Doctor Yankee raro" para ver si le servía de algo. Los militares nos habían dicho que teníamos que colaborar lo máximo que pudiésemos con ese bicho raro. Sus palabras habían sido más rimbombantes claro, algo así cómo:
-"el cuerpo científico requiere tanta ayuda cómo el militar. Está guerra se ganará tanto con balas cómo con probetas".
Malditos musculitos cargados de testosterona y asquerosamente patrióticos.
Gracias a Dios el único con cerebro parecía el capitán... o coronel o teniente o lo que fuera, el tío que mandaba y punto. Además el cabrón estaba bueno. Era el típico tío al que le hubiese dejado tirarme los tejos si nos hubiésemos encontrado en un bar. Lo malo era que la otra tía rara, la machorra de los soldados esos de negro, no paraba de tirarle los tejos.
Esa pava era jodidamente guarra.
Y luego estaba el tío del rifle largo, que tampoco estaba mal. No obstante el cabrón parecía un perrito faldero de Ripper, siempre tras él, siempre obedeciendo órdenes.... parecía el típico veterano de guerra de películas, ¡JODER!.
Y ya no quedaba mucho más... el ruso loco encerrado, el piloto de helicópteros que no se enteraba de nada... Vaya, parece que lo voy a tener jodido para echar un polvo aquí dentro...
De todas formas, cuándo acabase con el doctor iba a acercarme al soldado que estaba entrenando a los civiles en cosas militares. Tenía una pipa y mejor que supiese utilizarla por si las cosas se ponían feas....