-De esto me encargo yo- dije mientras guardaba la pistola y sacaba el fusil de precision.
Si entrabamos el tio se pondria nervioso y se cargaria al pobre desgraciado.
Me apoye contra la pared y asome el fusil lo justo para encañonar a la cabeza del extraño tipo trajeado. Una vez hecho esto aprieto el gatillo, el premio, un bonito Pizarro.

El disparo roza superficialmente la oreja del hombre y le quitas 9 puntos de vida. El dolor hace soltar al militar, que cae al suelo vivo. Por unos segundos todos el mundo se queda pasmado... pero un instante después, el hombre dispara un par de veces a ciegas mientras se tira contra una columna para cubrirse. Los disparos sordos de las automáticas no tardan en seguirlo y arrancar grandes trozos de pared. Mientras, el soldado hasta ahora preso, se arrastra para llegar a la línea de disparo de sus amigos y que no le peguen un tiro.

Monté el arma y el casquillo salió disparado. Dí una fuerte patada a la puerta para tener mas angulo de tiro y volvi a dispararle para cubrir cuanto antes al indefenso soldado.

-¡Putos locos! ¡Estáis totalmente majarassss!. Los gritos no se oyeron por el enorme tiroteo que se acababa de montar. Esto era una puta locura. Secuestros, masacres tíos locos por todas partes armados hasta los dientes. No podía hacer nada y no controlaba muy bien mi arma, así que decidí colocarme en un lado de la puerta sin asomar la cabeza para que no me la volasen.

EL convoy se detiene justo delante de la puerta de la base, que está cerrada.
Selene se baja del vehículo diciendo que tardará poco y hace señas a los hombres que se han bajado del aparato (uno de los cuáles supone que es Jota) para que le abran paso.
También ve el enorme contenedor desde fuera y supone que es la ayuda de la que habían hablado sus mandos.