En cuanto toco el suelo con mis botas, mi cabeza sólo tien una cosa en mente, hacer eso que me han ordenado, MATAR.

Con un gesto indico a dos de mis hombres que se coloquen justo detrás del Ford Fiesta, y que disparen a la cabeza de los zombies más cercanos a los policías.
Indico al tercer hombre a mi mando que corra a situarse a un lado de los infectados, para fundirles por el flanco, desde una distancia prudencial.
Yo, me subo al capó del coche con autoridad, y comienzo a disparar, siempre apuntando a la cabeza de los zombies.

Otra vez, noto el retroceso del arma, pequeños golpes en mi hombro musculoso, que producen en mi una sensación de auténtica libertad...

- ¡¡¡¡Volved al infierno cabronessss!!!!- Grito.

Mientras el oficial al mando de la unidad especial me hablaba, casi me muero del susto al ver que un zombi sale de una de las habitaciones sin explorar.
Demostrando mucha rapidez de reacciones para los estándares zombis agarra a un soldado y le clava los dientes. Sabiendo que puedo dañar al soldado y que es una acción arriesgada apunto con el G36 al zombi y disparo, intentando que el zombi le suelte lo más rápidamente posible, pero respirando lentamente para que los disparos sean certeros.

Conforme me voy acercando al objetivo, me percato de la gravedad de la situación en el hospital.Fuera del hospital entre la muchedumbre, apenas se puede distinguir quien está infectado y quien no,la gente corre sin dirección establecida, y los soldados disparan sin previamente haber marcado un blanco, la situación es mucho peor de lo que me esperaba.

Mantengo el helicóptero estático sobre la estructura,espero ordenes.

-Joder, puta plaga de mierda- grité en mi soledad.
Cabreado pero sin perder la compostura observo la situación percatándome de que la matanza continúa. Los soldados acribillaban a diestro y siniestro. Cuando vuelvo a observar la situación de la mujer veo que se halla muerta en el suelo mientras un zombie se lo pasa genial con su cuello. Aguanto la respiración, apunto a la cabeza del Z y disparo.

Al oír el ruido de la puerta al romperse me dí cuenta que la había cagado. El soldado con el que hablaba se puso a disparar.
-¡Mierda, mierda, mierda! pensé, y me dí la vuelta desenfundando la pistola y disparando al zombie.
Usé la pistola pues era más fácil no dar al Z.O.R.T que el zombie tenía entre los dientes.