Observo la escena, la menaza que suponen estos refugiados es mínima, y parecen necesitar ayuda, pero el rollo de la niña turba mi mente, he de conseguir cobijo para esta noche, y quzá este señor pueda responderme a unas cuantas preguntas.
Enfundo la pistola, y con la mano libre, saco una ración de uno de los pouches.
-Amigos, no tengaís miedo, he venido a ayudar...

El hombre ni siquiera te deja acabar:
-¿NO ME HAS OÍDO?. !Márchate de aquí ahora mismo si no quieres que....
Hace un gesto con la mano de la navaja mientras da un paso hacía delante. El niñito de detrás empieza a gemir de miedo y la niña atada gruñe más fuerte...

Vuelvo a guardar la comida, suelto el desencofrador y tras agarrar el subfusil, apunto al enloquecido superviviente
- Por las buenas o por las malas, yo lo he intentado. Suelte la navaja o sus hijos pagarán las consecuencias...

El hombre palidece al ver la ametralladora. Tira la navaja al suelo y levanta las manos.
-Porfavor... No les haga daño a mis hijos. Se lo suplico. No tenemos nada de valor....
Mientras dice esto abraza a su hijo, que se protege en los brazos de su padre.

Adopto una posición menos hostil, recojo el desencofrador y la navaja del nuevo amigo...
Me acerco al sujeto, y le ofrezco una de las racciones
- Tome señor, parecen hambrientos, descansaré aquí un día, hoy he tenido ciertos problemas con unos lugareños.
Si no le importa, quizá podría responderme a algunas dudas que tengo...